Un día pensando el futuro: Notas desde Perspectives 2025

Este texto es un ensayo que reúne aprendizajes, ideas sueltas y pensamientos en voz alta después de asistir a Perspectives, el evento organizado por Collective Academy y COMETA en CDMX el 14 de mayo de 2025. No es una crónica ni una cobertura. Es más bien una bitácora personal para tratar de procesar lo que pasó cuando tuve el privilegio de sentarme un día entero a pensar en el futuro.


A este evento le queda bien el nombre, porque literalmente cumplió con su objetivo de crear nuevas perspectivaS.

Creo que el plural es importante, y que se alinea con mucho de lo que me llevo de esta experiencia, que es en resumen una idea de las múltiples posibilidades que los futuros nos permiten.

Sí, son importantes los plurales.

Llegué a Perspectives porque pasé por el MBT de Collective y porque, sin planearlo, escuché a Pato Bichara hablar de lo que iba a pasar en el evento y no pude evitarlo.

Me monté a un avión desde Bogotá a CDMX para un evento de un día, en contra de todos mis detractores y sin una idea clara de lo que me iba a llevar.

Spoiler Alert: valió la pena.

Pero esto no es un recuento del evento, eso ya lo hizo muy bien Collective.

Este es más bien un ensayo (como sustantivo y verbo) para tratar de digerir las ideas que fui anotando en el evento en mi celular y en un par de cuadernos que me llevé.

No puedo decir que tiene un orden, una idea central o un objetivo final.

La premisa que me mueve es más filosófica que práctica, más egoísta que cualquier otra cosa.

La palabra que más se repitió en el evento fue AI (Artificial Intelligence), aunque no me sorprende que casi ninguna discusión se centró en las herramientas o incluso en la habilidad, sino en lo menos artificial de todo: las personas.

Se habló de cómo las personas construyen los futuros, de cómo las personas adoptan las herramientas, de cómo las personas se conectan con su propósito, cómo crean hábitos y desarrollan habilidades, cómo siguen creando empresas que impactan, cómo buscan apoyo, cómo crían a sus hijos, cómo lideran, cómo crecen…

Esa sola realización ya deja claro un principio de realidad sobre el que deberíamos trabajar para evitar el miedo de que las máquinas vienen a reemplazarnos.

Si algo ha hecho la Inteligencia Artificial es que centremos más la conversación en los humanos.

No me digan que esa no es una ironía hermosa.

Está claro que el mundo está cambiando cada vez más rápido.

Creo que la sensación que tenemos todo el tiempo es la de estar andando un camino que no sabemos cuándo se va a acabar.

No sabemos cuándo va a ser el siguiente gran salto, aunque estamos constantemente pensando que está a la vuelta de la esquina.

No sé si es posible estar preparados para el futuro, nunca lo hemos estado, pero siempre terminamos resolviéndolo.

Lo que sí es cierto es que la Inteligencia Artificial se está empezando a convertir exactamente en esa cosa que la ha hecho accesible para todo el mundo: un lenguaje natural.

De hecho, me convenció la idea de verlo como una habilidad del lenguaje.

La posibilidad de tener un chat al que pedirle cosas nos exige que aprendamos a comunicarnos mejor, lo cual, por supuesto, también es una habilidad humana.

Durante el evento se habló mucho sobre la posibilidad (o la necesidad) de empezar a liderar equipos híbridos; equipos que son compuestos por humanos y AIs, en formas de chats y agentes.

Shane Parrish dijo incluso que "Eres el CEO de ti mismo y tienes empleados para ti, que son Inteligencias Artificiales".

Me recordó inmediatamente a Naval Ravikant, que dice que tener empleados es una de las formas de apalancamiento para crear riqueza.

Dice sobre esta palanca que es antigua y limitada.

Quizá ya no necesitas empleados, tal vez esta es otra cosa de las que parecen haberse roto para siempre con la AI generativa.

Las otras palancas para la riqueza son el código (o la capacidad de desarrollar tecnología), y los medios (comunicar ideas que se difunden globalmente).

Si esas son las tres palancas de riqueza, sí parece que estamos empezando a vivir en un mundo en el que depende más de cada uno apalancarse.

Eso me lleva directamente a lo que puede haber sido la afirmación más atrevida del evento: "El empleo está muerto".

(Conferencia de Deborah Perry-Prysian, basada en su libro).

Y aunque parece pesimista, de hecho, es una de las utopías más lindas que he escuchado en los últimos tiempos.

Si el empleo está muerto, quiere decir que tenemos más tiempo para nosotros, para hacer lo que queremos y lo que nos apasiona.

Si no necesito empleados para mí, ni necesito ser empleado de alguien más, entonces puedo construir con mi mini ejército de AIs algo que realmente quiero y en lo que creo, en lugar de vender mi tiempo al mejor postor.

Deborah Perry-Prysian en su conferencia “Employment is dead”

Las carreras van a ser entonces portafolios, en lugar de textos y resúmenes de experiencias apretujados en una hoja de vida.

Si así se ve el futuro, ¿dónde firmo?

Toda esta idea sobre el futuro del trabajo está basada en un concepto que no es nuevo para nadie: la descentralización.

Descentralización del poder, de la economía, del conocimiento, de las posibilidades… de la vida misma.

Así se ve un día en esta utopía:

El típico día en un mundo donde el tabajo ha muerto

No puedo evitar pensar que algunos de mis días se ven así, aunque sigo trabajando para que así se vean todos.

Hay algo tremendamente poderoso y liberador en imaginar futuros en los que el trabajo se transforma en seguir inequívocamente lo que nos apasiona.

Si la AI nos devuelve tiempo para hacerlo, entonces, de nuevo, nos está devolviendo a una cualidad más humana que artificial.

No hay una búsqueda más antigua ni humana que la búsqueda por sí mismo.

Es la pregunta fundamental de la filosofía: ¿Quién soy? y ¿qué hago aquí?

Creo que la afirmación de que el empleo está muerto es escandalosa y tiene algo de clickbait en ella.

Van a pasar muchos años hasta que este futuro pueda distribuirse equitativamente alrededor del mundo, y tendrán que cambiar muchas cosas de nuestro sistema económico para que la autenticidad se convierta en una nueva medida de valor.

Mientras tanto, no podemos negar las señales que indican que este es un futuro plausible.

Tenemos un mundo cada vez con menos barreras y una economía de la creación (creator economy) que favorece los negocios unipersonales y la "farandulización" de la gente de a pie.

Tenemos nuevas formas de hacerse famoso, compartir lo que se piensa y crear tribus alrededor del mundo.

Nunca había sido tan fácil empezar un negocio o ganar dinero haciendo lo que a uno le gusta.

Sí, estamos lejos de un futuro en el que el empleo ha muerto, pero definitivamente vemos cada vez más personas que están haciendo lo posible por matarlo.

Lo interesante de todo esto es que la muerte del empleo no implica el fin de los esfuerzos colectivos, sino un cambio radical en las razones que unen a los humanos.

En esta utopía no nos une la posibilidad de ganar dinero para vivir mejor, sino la necesidad de vivir mejor haciendo juntos lo que nos gusta.

Se alinea perfecto con una idea de futuro de la que llevo años hablando: "Pequeñas aldeas en un mundo global", que no es nada más que la posibilidad de vivir por y para lo que queremos alrededor de una tribu con la que compartimos esos intereses y propósitos.

Hasta aquí la utopía.

Desde ese momento no puedo sacarme de la cabeza la idea de que es urgente encontrar maneras en las que más personas puedan acceder a un futuro como ese.

Shane Parrish contó en el evento cómo está usando Inteligencia Artificial con sus hijos, cómo tiene una regla para que la usen al menos una hora cada día y cómo él tiene acceso a sus chats con la AI para poder tener conversaciones abiertas sobre sus procesos de pensamiento.

Pato Bichara, CEO de Collective, entrevistando a Shane Parrish.

No puedo dejar de pensar que criar niños con esa mentalidad amplía un abismo gigante frente a las personas que no se están haciendo este tipo de preguntas.

Él dice que no sabe si sus hijos van a ir a la universidad o crear un negocio (ya han creado varios), que muchas decisiones que parecían "naturales" hace algunos años, son libres para ser cuestionadas por ellos.

A pesar de todo, no puedo dejar de sentir que la conversación sobre los futuros es un privilegio que nos permitimos con demasiada ligereza cuando hay regiones del mundo (y en Latinoamérica) que todavía batallan con la posibilidad de tener luz, agua, internet…

Me pregunto sobre mi propio privilegio que me permite montarme a un avión y trabajar una semana completa desde otra ciudad solo para sentarme un día entero a pensar y reflexionar sobre los futuros conociendo personas que viven el mismo privilegio.

¿Cómo cerramos una brecha que solo se hace cada vez más grande?

La diferencia entre una persona que tiene acceso a la AI y una que no, se parece cada vez de manera más macabra a la de un "super humano" y un "simple humano corriente".

Irónicamente, no me preocupa que ninguna de las personas del evento nos quedemos sin trabajo.

Es difícil que eso pase cuando uno tiene acceso a conversaciones tan elevadas como estas.

Lo que sí me pregunto es cómo se llevan estas perspectivas a otros lugares, latitudes y sectores.

¿Cómo hacemos para que la señora que vende empanadas en la esquina pueda crecer su negocio usando Inteligencia Artificial?

Freddy Vega, en uno de los paneles, dijo que es importante entender los principios básicos de la tecnología para sacarle el máximo potencial.

Freddy Vega en conversación con Lulo López

Dijo que hay que hablar sobre tokens, espacios multidimensionales y modelos de lenguaje a gran escala (LLMs).

También dijo que existe una correlación directa entre el uso de redes sociales y leer menos libros.

No parece que la solución a ninguno de estos problemas sea realmente una herramienta.

Lo humano sigue apareciendo como lo más relevante.

Entre todas las "conversaciones elevadas", la que más destaca es que el futuro del trabajo no parece estar centrado en dominar más herramientas, sino en volvernos más expertos en ser humanos (lo que sea que eso signifique).

También lo dijo Shane Parrish en palabras más sofisticadas: la clave va a ser seguir desarrollando las habilidades que no cambian: resiliencia, imaginación, capacidad para lidiar con la incertidumbre y superar el rechazo.

Esas son cosas que no se pueden enseñar; tienen que aprenderse a través de la experiencia.

Si vivimos en un mundo que nos obliga a actualizar nuestras habilidades al menos en un 20% cada año, lo más lógico es volver a lo básico.

Hacernos buenos en las cosas que las máquinas no pueden siquiera empezar a soñar en entender.

Todo esto implica cambios muy radicales a nivel sistémico.

Hay que cambiar la educación, la economía, el diseño, las ventas, las empresas y el lenguaje.

Pero, sobre todo, es necesario cambiar los sistemas internos con los que asignamos valor.

Me gusta mucho la idea de trabajar sobre los prompts que le damos a la AI en lugar de hacerlo sobre los resultados.

Fue una cosa que empecé a hacer con las personas con las que trabajo desde que salí de ese evento.

No quiero que me muestres el resultado de tu prompt, quiero que me muestres tu prompt.

Trabajemos sobre el pensamiento y no sobre la consecuencia de él.

Hay algo realmente valioso en naturalizar la idea de que estamos habitando un mundo en el que se nos están acabando las excusas.

La AI parece crear la ilusión de que tenemos el poder de hacer cualquier cosa, aunque en la realidad los problemas siguen siendo los mismos.

Ninguna máquina va a poder tomar las acciones y pasos necesarios para crear algo de cero.

El ejercicio de creatividad se posiciona como una cualidad naturalmente humana.

Sí, está cambiando la forma en la que creamos, la AI derriba muchas barreras y aplana muchas fricciones, pero todavía tenemos que lidiar con la naturaleza de lo difícil que es ser humano.

Todavía es necesaria la práctica deliberada y la incomodidad para generar aprendizaje.

En el último keynote del evento, Craig Wortmann empezó su charla diciendo que como humanos estamos parados en una base que se conforma por una triada: conocimiento, habilidad y disciplina.

Luego preguntó de cuál de los tres quisiéramos más.

La respuesta unánime fue disciplina.

¿Cómo una AI te da disciplina?

No puede.

La disciplina es una elección, y nada ni nadie puede tomar elecciones por ti.

Craig Wortmann hablando sobre cómo los humanos aprendemos fuera de la zona de comfort

Ninguna AI puede sacarme de la zona de comfort para llevarme a la zona de aprendizaje.

Mi progreso como persona, el progreso de mi familia, mi equipo, mi empresa, mi vida, siguen dependiendo de la cosa más difícil que tenemos que hacer como humanos: aceptar la repetición como única salida hacia la excelencia.

También el fallo como resultado natural de esa repetición.

A pesar de todo, pareciera que el mundo no está cambiando tanto como creemos.

Me sigue generando curiosidad cómo las tecnologías introducen cambios que nos llevan a preguntarnos cosas cada vez más básicas.

Me recuerda la importancia de hacer las cosas solo porque sí.

Tal vez, en un mundo utópico donde la AI nos dé más tiempo de vuelta, tengamos la oportunidad de mirarnos con más compasión y entender con más claridad qué es lo que realmente nos hace humanos.

Qué es lo que nos hace más auténticos.

Cuál es el valor que traemos al mundo.

Este evento sí cambió mi perspectiva, quizá de una forma más profunda de lo que esperaba.

No me quedé con preguntas tan claras sobre cuál es la AI que voy a usar ni cuáles son las herramientas más importantes para el futuro.

Realmente me quedo con una pregunta mucho más profunda, que me llevó a escribir este compendio de lo que pueden parecer ideas sueltas.

Me pregunto: ¿cuáles son los posibles futuros en los que quiero vivir?

Y, sobre todo: ¿qué estoy haciendo para construirlos?


Gracias a Collective Academy y COMETA por el trabajo increíble de hacer realidad este evento.

Literalmente la única foto que tomé con la cámara que cargué todo el día

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