Etimología de una crisis de identidad

Últimamente no sé cómo responder a la pregunta de a qué me dedico.

Me la hacen mucho, es una curiosidad definitoria, una forma de encasillar a alguien para entenderlo mejor.

Mi respuesta por defecto es: "Hago muchas cosas". Pero resulta no ser suficiente para la mayoría de las personas.

"¿Como qué cosas?", preguntan, normalmente alzando una ceja.

Entonces empieza una cascada de palabras que van desde los oficios hasta los gustos y los proyectos específicos.

No sé qué decir, entonces lo digo todo.

Digo que hago marketing, pero que escribo, y que hago fotos y a veces bailo, y otras veces soy DJ y hago música… También digo que soy consultor, coach, que en general soy creativo, pero que no sé cómo más definirme.

En la mitad del discurso pierdo la atención de la mayoría de personas y la reacción final es una sonrisa fingida y un asentimiento de cabeza que normalmente interpreto como: "Está loco".

Loco por confundido y disperso, por no tener una respuesta clara a una pregunta que se hace tan básica y sencilla.

He intentado varias cosas para enfrentarme a la pregunta. He dicho creativo, pero entonces quieren saber qué creo; he dicho artista y entonces quieren saber qué tipo de artista; últimamente he pensado si debo decir que soy periodista, que me dedico a observar…

Pero diciendo todas esas cosas siento que digo mentiras.

Porque no soy nada de eso, porque lo que hago es una combinación de todo eso.

Lo mismo me pasa cuando voy a eventos y me preguntan en los formularios cuál es mi cargo y la empresa para la que trabajo.

Hace tiempo decidí que el trabajo que me paga es solo una plataforma que me permite vivir la vida que quiero; me conflictúa que sea la forma en la que quieran identificarme y encasillarme.

Me pregunto por qué es tan importante lo que uno hace, y por qué sigue siendo un tema tan interesante y difícil para mí.

En los pocos espacios en los que se me ha permitido ser más narrativo, he dicho que prefiero no definirme por nada, porque estoy en constante transformación, pero esa respuesta tampoco satisface a nadie.

Me satisface a mí, pero la pregunta sigue apareciendo constantemente, taladrándome la cabeza y recordándome que no sé cómo definir lo que hago.

Quisiera decir que no hace falta, pero es tan constante el cuestionamiento y tan obligatoria la pregunta en todos los contextos, que es inevitable que incluso quiera escribir sobre la frustración que me genera, solo porque esa es la forma en la que proceso lo que pienso.

También tengo que aceptar que mi ego toma parte en todo esto.

Es verdad que he experimentado con diferentes respuestas y las reacciones cambian, dejando un rastro de aprobación o desdén.

No es lo mismo cuando respondo con el trabalenguas de mi cargo: "Global Marketing Manager in Trust & Safety", a cuando digo: "Soy creativo" a secas.

Lo que hacemos parece ser un tipo de capital social simbólico que usamos para mostrar que somos útiles, interesantes y productivos. En definitiva, una consecuencia más del capitalismo.

Voy a escribir lo que pienso con el riesgo de que suene como una combinación de arrogancia y delirio, pero quisiera poder responder a esa pregunta con una palabra en griego.

Quisiera poder decir: "Soy Mousiké (μουσική)".

La forma de traducirlo al español es "Soy Músico", pero el concepto en griego abarca mucho más que solo lo que hoy conocemos como música.

Mousiké es todo aquello que educa el alma a través de la armonía, el ritmo y la palabra, es decir, la poesía, el canto, la danza, la filosofía, la escritura e incluso la conversación misma.

Todo lo que hago, todo lo que quiero hacer.

Además, para los griegos la Mousiké era completamente inseparable de la Gymnastiké, que significa literalmente el cultivo del cuerpo.

No existía una sin la otra. La creación y el cuerpo son inseparables.

Eso me hace sentir aún más conectado con el concepto, porque se alinea perfectamente con los hallazgos que he tenido en los últimos años y que me han llevado justo a preguntarme estas cosas.

La palabra música viene de las musas, porque se pensaba que crear no es un acto personal ni egoísta, sino una forma de canalizar lo sagrado.

El artista es un instrumento de las musas y su creación es una conexión con lo eterno y lo divino, no un talento personal con un objetivo último.

Mousiké es entoces: μουσική τέχνη (mousikē téchnē) o "el arte de las musas".

¿Y quiénes son las musas?

Las musas son las hijas de Mnemosine y Zeus.

Mnemosine no es nadie más que la "memoria", porque crear es una forma sagrada de recordar. Crear significa reorganizar las cosas que ya han pasado por nosotros.

Crear es recolectar los fragmentos de nuestra memoria. Lo que vivimos, leemos, vemos, sentimos, soñamos y olvidamos… Todo eso se vuelve a hacer real cuando creamos.

Crear es entonces recordar lo que somos antes de que se nos olvide.

Devuélvanme a la antigua Grecia, por favor, quiero ser un Mousiké.

Quizá la próxima vez que alguien me pregunte qué hago lo remita a este texto. A lo mejor mi acto de rebeldía es no tener una respuesta simple que no implique usar términos como "etimología", "musas" y un poquito de griego antiguo.

Finalmente, no tengo una respuesta que quepa en un formulario, solo tengo fragmentos, preguntas, y esta voz que insiste en recordar.

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