Construir en público como camino hacia la vulnerabilidad
Últimamente soy muy directo diciendo que no sé qué estoy haciendo.
Al mismo tiempo, nunca había compartido tanto sobre lo que pienso, sin tapujos ni adornos.
Es una idea completamente fundamentada en el concepto de que en la vulnerabilidad hay un poder que no conocemos del todo y al que es difícil acceder, porque no hay nada más difícil que ser vulnerables.
Me llama mucho la atención el concepto de construir en público (building in public), porque es una forma de crear basada en la incertidumbre, en lo que no puede ser planeado.
No es que en este momento de mi vida haya empezado a publicar lo que pienso, es que he empezado a hacerlo sin filtro, sin meditar siquiera lo que alguien más puede pensar acerca de lo que estoy diciendo.
La motivación principal para hacerlo es que en el camino que he recorrido me hubiera gustado ver a más personas haciéndolo, para tener un referente claro de lo que significa no saber lo que uno hace, ni por qué lo hace.
Esto se me hace aún más importante en un mundo en el que vemos todo a través de una vitrina en forma de pantalla; en el que todo es perfectamente pulido y en el que los algoritmos esconden el proceso para mostrarnos solo el resultado final.
Quiero construir en público porque entendí que mi ejercicio de creatividad es 50% creación y 50% difusión. Compartir lo que pienso con el mundo es mi propósito, que es lo mismo que difundir el optimismo que significa querer vivir de lo que uno quiere.
Esto va en contraposición a una creencia que me costó muchos años erradicar, y es que hay un momento ideal para decir las cosas, que es necesaria la preparación y la sobreedición para evitar parecer muy crudo.
Crudeza es lo que quiero mostrar, porque crudeza es lo que hay.
No saber lo que estoy haciendo y hacerlo de todos modos es la revolución que quiero para mi vida; un mundo en el que se puede vivir en paz con la idea de no hablarle a millones de personas, sino a una pequeña porción de ellas que comparten las particularidades que uno tiene.
La primera vez que escuché el término "Building in Public" fue en el mundo de las startups y en la comunidad de Indie Hackers.
Se hizo muy popular entre fundadores que querían desmitificar el proceso de crear una empresa de tecnología y mostrar las dificultades y obstáculos que hay detrás de la idea de que las startups son lugares donde se juega ping-pong y se toma cerveza todos los días.
Llevo muchos años dándole vueltas en la cabeza a la idea de cómo puedo hacer más público lo que quiero hacer, pero no tenía nada que hacer público porque no lo estaba haciendo.
Mi promesa para este año es hacer que la acción sea mi forma por defecto de reaccionar a las ideas, para contrarrestar la creencia de que soy una persona que piensa mucho y hace poco (a thinker instead of a doer).
Quiero cumplir la promesa porque en mi rol como coach y mentor me he encontrado con que no soy el único sino que, por el contrario, muchas personas se enfrentan con el mismo problema: Querer hacer muchas cosas y simplemente no hacerlas.
¿Por qué nos pasa eso?
Porque estamos atrapados en un ciclo que nos muestra siempre todo lo que nos falta, y no lo que tenemos.
Las redes sociales se benefician de la envidia y el deseo, que son los sentimientos que nos mantienen scrolleando sin parar.
Por eso decidí dejar de scrollear, y comprometerme con la idea de que estoy preparado para hackear el sistema y tomar el control sobre mi propio proceso de creación.
De alguna manera, todo regresa al tema del poder que tiene la vulnerabilidad, y la capacidad que tenemos para mostrarnos tal y como somos. Eso ya es una revolución en sí misma.
Por ahora, el propósito es claro: Seguir construyendo donde todo el mundo pueda verlo. Chocarme contra el mundo, equivocarme y poner de manifiesto la fragilidad de mis propios sueños.
La idea es romperlos hasta que aprendan a hacerse fuertes con los golpes.
Hacer tantas cosas como quiera, probarlas, seguir invirtiendo en mí sin pensar ni por un segundo en la idea de un retorno que no sea mi propia satisfacción con lo que hago.
Voy a poner la cara en los vídeos, me voy a desnudar en las fotos y a escribir exactamente lo que pienso.
Por ahora los resultados no son más que la paz más absoluta que nunca había sentido.
Me di cuenta de que no se trata de cambiar el mundo, sino cambiar mi mundo. Si eso es lo único que me llevo de esto, ya es suficiente.
No necesito más.