Creatividad Artificial o cómo creamos con las máquinas

Disclaimer: Cuando hablo de Inteligencia Artificial o AI en este artículo me refiero a LLMs o AI Generativa.

La inteligencia Artificial no está acabando con la creatividad, aunque sí la está cambiando.

Podemos intentar negarlo, hacer como que no lo vemos y pensar que es pasajero, pero creo que no es así.

Creo que la forma en la que creamos está cambiando radicalmente, y eso no quiere decir que la creatividad va a desaparecer como habilidad, o que el arte va a ser reemplazado por robots y máquinas que piensan y sienten como humanos.

Esa perspectiva, que sigo viendo repetidamente, parece sacada de una película de Robo Cop.

No parece realista.

No lo es y no creo que nunca vaya a serlo.

Contrario a lo que mucha gente dice, creo que la era de la Inteligencia Artificial va a ser un resurgimiento de la creatividad, y que se va a convertir en una de las habilidades básicas que nos van a separar de las "máquinas que aprenden".

Hablo desde mi propia experiencia, con consciencia de los experimentos que he hecho como creativo y que me han llevado a desbloquear cada vez más el poder de la Inteligencia Artificial para catalizar mi proceso de creación en lugar de deteriorarlo.

Sí, tal vez no estamos creando como antes, y hay muchos retos que afrontar en términos de derechos de autor, plagio y regulación.

Pero la creatividad no se va a acabar.

Las inteligencias artificiales, por más avanzadas que se hacen, no van a tener nunca algo que tiene la creación humana, que es una individualidad imposible de replicar o copiar.

El trabajo original se siente. Se siente cuando un texto ha sido escrito por la AI. Se ve en el ritmo que trata de copiar fórmulas y repetir patrones esparcidos por el internet.

A la AI le falta voz, porque replica la voz del promedio de lo que encuentra en un mar infinito de bits.

Pero hay algo que la AI me ha ayudado a hacer en mi proceso de creación que tiene todo y nada que ver con el resultado final.

Hace rato que me prometí no publicar nada que haya sido escrito por Inteligencia Artificial porque me di cuenta de que no podía representarme tan bien como yo podía hacerlo.

Más que ayudarme a hacer lo que más me gusta, que es crear, puede ayudarme con todo el proceso previo que implica llegar a un resultado final.

No me avergüenza decir que cada vez más uso estas herramientas artificiales para pensar más claramente, para organizar lo que consumo, lo que pienso y rebotar ideas clave para lo que quiero construir.

Gran parte de mi vida (y carrera) he sido un creador solitario, un equipo de una sola persona, manejando diferentes flujos de trabajo al mismo tiempo.

La AI no escribe por mí, pero me ayuda en el proceso de organizar todo lo que pasa antes de que vaya incluso a escribir la primera letra.

Lo que sí he hecho es entrenar mis propios modelos, tratando de sistematizar la forma en la que pienso, aprendo, investigo y organizo mis ideas.

He hecho esto como una forma de huir a las alucinaciones del modelo regular, disminuyendo la afirmatividad tóxica que tiene sobre mis propias ideas y tratando de obligarlo a implementar formas de pensamiento que yo mismo utilizo en mi práctica como creativo, coach y mentor.

No es una solución perfecta, pero entrenar estos modelos me ha servido como un ejercicio de consciencia sobre mi proceso de creación e incluso de pensamiento.

Entrené un modelo para que me haga preguntas difíciles, uno para que haga prompts, otro para que funcione como un editor de las revistas que más me gustan, otro para que me ayude a explorar ideas creativas fuera de la caja…

Uno de los modelos que más he usado y que empecé a compartir

Cada vez tengo más modelos que van sirviendo propósitos diferentes, pero todos comparten una cosa en particular: me ayudan a trabajar en el back end de mi proceso.

Estos modelos se han convertido en un "segundo cerebro" que me ha permitido entender mis procesos y me ha obligado a sistematizarlos hasta hacerlos algo tangible.

Nunca pensé que iba a poder hacer eso.

No sabía que lo quería, pero me alegra haber encontrado esa posibilidad en este momento de mi vida.

Y creo que ese es un futuro interesante y de alguna manera brillante para la creatividad en tiempos de Inteligencia Artificial.

Poder "rebotar" estas ideas con los modelos que he desarrollado para que imiten las formas en las que pienso es una manera real de confrontarme con un espejo que me muestra siempre una imagen diferente.

Es en parte bizarro y en parte interesante.

No creo que el propósito de la AI sea hacer que el proceso creativo sea más rápido.

Sigo pensando que la creatividad no es algo que debe ser optimizado ni acelerado.

Pero quizá sí es más profundo, más consciente, más reflexivo.

Hace un par de semanas hice un experimento en el que compartí uno de los modelos que creé, que es un "Facilitador de Pensamiento" y que entrené para ayudarme a encontrar vacíos en mi pensamiento y tomar acciones sobre ellos.

No me sorprende que la mayoría de las personas que se registraron lo hicieran con la intención de tener claridad sobre un proyecto.

Resultados del registro de mi experimento

Creo que claridad es una buena palabra para definir una de las cosas más transformacionales que se puede obtener si se trabaja bien con Inteligencias Artificiales.

No creo que se trate de "delegar" la parte creativa de nuestro trabajo, sino de quitarle peso a las cosas que nos impiden conectar con esa creatividad y dejarla vivir en el mundo.

Lo digo porque he experimentado de primera mano lo que significa tener un bloqueo creativo; no por días, ni meses, sino por años.

En mi experiencia, la AI me ha quitado algo de la fricción que tenía para crear.

He encontrado maneras de poner partes de mí en el modelo para recordarme por qué estoy haciendo las cosas, qué es lo verdaderamente importante y cómo puedo quitarme la idea de que no soy suficiente, de que lo que hago no es suficiente.

Extracto de una conversación en la que el modelo muestra sus habilidades como “coach”. Confrontándome con preguntas clave respecto al proceso de diseño de un modelo de negocio.

También he tenido ayuda de inteligencias de carne y hueso.

He sistematizado en estos modelos muchas de las cosas que he aprendido de mis mentores.

Ningún modelo podrá reemplazar jamás las cosas que he aprendido y sigo aprendiendo de las interacciones con los seres humanos.

No creo que la AI pueda hacer mi trabajo, ni el de nadie que se dedique a crear.

Sé que soy un tecno-optimista pero no quiero idealizar lo que significa trabajar con Inteligencias Artificiales.

Creo que nos queda mucho por aprender, que los retos son gigantes, que lo humano se está haciendo cada vez más importante y relevante en cuanto las máquinas se hacen más "inteligentes".

También soy testigo, parte y beneficiario de la fricción que la AI puede quitarle al proceso creativo.

Sí me atrevo a decir que estamos caminando hacia un mundo en el que creamos "relaciones" tanto con humanos como con modelos artificiales.

No sé dónde va a terminar todo esto.

Pero sé que quiero estar del lado de la gente que tiene menos miedo y más ganas de experimentar con esto.

Puede que todo lo que diga aquí suene a sacrilegio para muchos creativos.

Tendremos que esperar a que el tiempo, implacable como es, se encargue de mostrarnos los vacíos en mi pensamiento.







Siguiente
Siguiente

Un día pensando el futuro: Notas desde Perspectives 2025